sábado, 27 de octubre de 2012

Soy testaruda por que mi corazón es terriblemente blando.


Dejaré a un lado el Ron para poder escribirte esta noche, para que cuando recuerde tus labios viajando por mis piernas pueda sentir ese cosquilleo que me recorre. Dejaré a un lado toda la María, y toda droga que me aleje de tu imagen, para sentirte y sufrirte. Para echar de menos follar bajo la luz tenue de las estrellas.
Pero me permitiré un único cigarrillo, de esos que te recubren de sabor la boca, y que al soltar el vaho das rienda suelta a tus penas. Odio haberme acostumbrado a ti, al olor que dejas en la almohada, a tu tabaco de pipa y a tu elegante sexo. Pero como dijo Javier Salvago:
  1. Un brindis con champagne por todo el tiempo perdido
  2. apurar muy lentamente un cigarrillo inglés
  3. sencillamente apretar el gatillo
  4. en el bolsillo izquierdo una carta para el señor juez

viernes, 19 de octubre de 2012

Mi pensamiento es un diálogo contigo.


¿Cuánto tiempo ha pasado desde los primeros errores? nunca hemos tenido nada, ni siquiera promesas incumplibles. No sabes cuantas noches vacías me has provocado, dejándome acunar por la ausencia de ti. Pero cuando cruzamos miradas, y tu elegante cuerpo espera, me espera, me muero por desnudarte. Nunca me has regalado certeza, ni canciones, ni poemas pero he amanecido con tu alieno rozando mi nuca y no hay tren que me transporte más lejos. Mis ojos cargados de nostalgia se perdían en los tuyos, que dejaban ecos de arrepentimiento.

Y abriéndote mis piernas te doy la bienvenida a mi mundo, cerrando mis labios escondo mis pensamientos moribundos para evitar necesitarte. Muchas veces daría mi vida por naufragarme en tu mirada y gritarte que antes de rendirnos, fuimos eternos.

Ahora que tus ojos verdes solo son cenizas que se llevará el viento, que me azota la nostalgia cuando estoy sola y malherida. Te necesito lejos o cerca, pero te necesito. No eres aire que respiro, ni voy a amarte, ni atarte, solo quiero poder hacerte perder el tiempo. Mirarte a los ojos y tal vez recordarte que un día me amaste. No quiero morir contigo, solo que cada vez me hagas sentir más viva.
Que si cada vez que llego a ti me abarca tu agujero negro, seguiré entrando hasta que me empieces a echar de menos. Retomarás tu viaje de nunca regreso, y yo nunca sabré si debo esperarte.

Te odio como odio a los lunes, las palabras mudas y los sabores amargos. Te odio porque me has dedicado más bostezos que sonrisas. Pero cuando siento como tus brazos me rodean y hacen parecer mi cuerpo pequeño y frágil... Olvido lo que me esforcé por alejarte, y comprendo que detrás de cada huida estabas tú. No dejes que me salve, haz que me caiga al borde del camino y no me sueltes las manos, ni en los momentos tristes, ni en los felices, no me sueltes ni aún cuando el tiempo siga transcurriendo.

miércoles, 17 de octubre de 2012

Puede que te pise los pies.


Daría cualquier cosa por ir a París, volver a Mont-matre, bailar el vals de Amelie, fundirme con las notas del piano y sentir las caricias de las manos sobre las teclas. La luz gris y bohemia, las abundantes personas en la perdida callejuela. Allí entre tanta gente sentirme sola y viva. Daría lo que fuera por volver a aquellos instantes, donde a la puerta de un café olvidé por completo el pasado.
Y con solo cerrar los ojos estoy en París de nuevo con el olor de los gofres y el dolor de pies. Me vuelve a pesar un poco esa distancia, pero antes de percatar en ella llega a mi la música, respiro. Puedo sentir como el aire se dispersa dentro de mi, como acaricia mis pulmones y, como si de una nana se tratase, sale lento y frío. No necesito más, solo bailar y abrir los ojos.
Estoy aquí, lejos de aquel café. Aquí y Ahora. Sonriendo
Aunque con una única inquietud... ¿Me permitirías este baile?

Si eres aire te irás.



Ódiame, por favor. Lo único que quiero es hacerte daño para sentirte más cálido y cercano. Huye de mí, no soy más que desechos, no hay nada bueno en mi, solo soy la maldad vestida con un traje elegante. ¡Vete joder! yo vivo agarrada a la cola del viento, con el único objetivo de follarme a las nubes y tu vives atado al ensueño de volar sin preocupaciones. El silencio que viola nuestros momentos, las lágrimas que azotan en un duro golpe mis mejillas no son más que la esfímera imagen de un ayer. Que detrás de toda esa historia, sigo tropezando con la misma piedra, con los mismos miedos. Márchate.
Pero por favor, cuando cierres la puerta susurra un "te quiero" muy bajito.

Empezaré a coser "te quieros" en un papel y a barrer el querer con los pelos de un pincel.

Hace dos años. Hace seiscientos setenta días los ojos de una niña inocente, miraban la pantalla, con ilusión y el corazón que retumbaban fuertemente en su pecho. La vergüenza se encendía en sus mejillas, y las sonrisas mudas corrían por doquier. Hace dos años me enamoré,siendo solo una niña.
Y hoy ¿Dónde han ido mi boina gris y mi corazón en calma? ¿Dónde coño está mi corazón, que huyó de las raíces del amor? ¿Por qué no vuelves ahora? Ahora...
Seiscientos setenta días después lo que se puede observar es solo una sombra del sucio juego del destino, los restos de un naufragio.
-¿Qué razón aflige a tu rostro para que esté triste?-me inquientan los ecos externos-tienes demasiados cambios de humor.
¿Alguien puede preguntarme dónde está mi corazón? por que esa es la pregunta correcta. Y todas esas palabras, todas esas anotaciones sobre mi sobran, porque no soy ciega, y aunque me trate a mi misma como una extraña, me conozco.
¿Por qué no entendéis que en días como hoy me siento más segura en el regazo de la tristeza?
 He vivido durante dos años en comparaciones, en rostros ajenos. He comparado mi reflejo hasta con las gotas de lluvia, y solo he conseguido odiarme, días sin querer cenar, noche sin querer dormir y momentos de una tristeza profunda. Como en una partida de ajedrez ya no queda rey para que pueda seguir luchando la reina, y esa es la razón que me aflige. ¿Decepciono?
No te preocupes, no eres al primero.

lunes, 8 de octubre de 2012

Era duro renunciar a creer que una flor puede ser bella para la nada; era amargo aceptar que se puede bailar en la oscuridad



Es duro culpar a tu cuerpo de no amar, de no amarte. Cuesta aceptar que sea tan fácil crear una falsa certeza como derrumbarla. Puedes perder en silencio la fe en el amor, en la rutina y en las buenas acciones. Incluso empiezas a dudar de Gandhi, de las letras de "The Beatles", de los poemas de Neruda. Sientes que incluso el viento miente, que hasta la lluvia cae para hacerte daño. Todas las calles te parecen la calle melancolía de Sabina. Que en todas las esquinas de la vida te esperan putas y borrachos. Cada vez que follas, es un polvo sin importancia, y se te olvida hacer el amor. Caminar para no llegar a ninguna parte, Aprender para no enseñar nada a nadie...
 Pero aunque a veces me pese la vida, y sea consciente de que los sentimientos son pasajeras y efímeras mentiras, sigo viva.   Sigo viva para poder ver como explota la primavera, como tras momentos de profundos vacíos llegan mares de risas, para deleitarme con los arcoíris en las tardes de lluvia y los colores cálidos que tiñen el otoño. Si, quizás no tenga Amor, no tenga grandes momentos ni canciones con mi nombre, soy consciente de que no tengo todo lo que quiero, pero si todo lo que necesito.

domingo, 7 de octubre de 2012

Sonreir es lo más serio.

Solo se necesita un plan: Robar papel higiénico, llorar por que hace calor, enjuagarse la cara y tenerte al lado, aunque quizás esperando la menopausia.



martes, 2 de octubre de 2012

Desconocimiento.

 No me conozco, no sé quien soy, ni lo que quiero ser. No se si prefiero batido de chocolate o café, si me gusta más la naranja o la menta. Nunca sé que galletas comprar, porque de todas me canso, así que ya no compro ninguna. No me decanto ni por lo dulce ni por lo salado, prefiero comer asecas. Desconozco si son más importantes las sonrisas o las miradas. No sé si estoy enamorada a ratos o solo encaprichada. Creo que soy cariñosa pero odio ser dependiente, no me deleita oír "Te quiero" pero los necesito para seguir respirando. Nunca sé si digo la verdad o me estoy engañando, si son mejores mis palabras que mis silencios. Muchas veces tengo la certeza de que me merezco el mundo y otras que no hay nada que pueda merecerme. Ignoro si prefiero la locura a la certeza, ignoro incluso si prefiero pensar o actuar.
Pero sin embargo, conozco ese rostro que me mira desde el espejo, a veces con orgullo, aveces con reproche. Conozco los gestos, las sensaciones que se apoderan de mi cuerpo, conozco una parte de mi, quizás la que decepciona.
No me reproches nada, por favor. No sé vivir pero, al igual que tú, estoy aprendiendo.