-He visto como la miras, como tus ojos paseaban de sus pies a sus pechos, he visto como te arrebataba el aliento, como en cada segundo que vuestras miradas se encontraban saltaban chispas.
-Soy libre, querida. Mi lealtad esta presa en tu corazón, atrapada entre tus piernas, pero mi alma es libre, y el deseo insaciable. Hay demasiada tensión en el mundo, hace falta sexo.
-No te entiendo, nunca lograré entenderte. ¿Es que no me quieres?
-Te quiero. Y por muchas mujeres que mire, es a ti a la única que veo.
Y así siguió la vida, como siguen las cosas que no tienen mucho sentido.
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