miércoles, 11 de diciembre de 2013

Este "adiós" no maquilla un "hasta luego"

Este blogg se cierra, como una etapa de mi vida. He obtenido durante todo este tiempo, en la cuna de las palabras, un reconfortante refugio. Pero este pequeño rinconcito que me protegía del mundo ya no existe; cada palabra, cada escrito ya no tiene dueño ni protagonista. Y es mejor así, por que aunque este blogg quede huérfano nacerá otro, más fuerte y propio, más maduro, complejo y sencillo, más eterno y lejano. He decidido buscar un rincón dentro de mi misma que me arroye de esta realidad, un lugar donde no espere que nadie me lea, ni me escriba, ni me inspire, ni me ame. Voy a buscar (entre las noches en vela, las humeantes tazas de té, los inusuales sueños que me llevan al país de las maravilla) la inspiración, para decirle a los demás y repetirme a mi misma que no tengo la voz rota, sino unas profundas ganas de gritar.

miércoles, 30 de octubre de 2013

Y el champán desinfectó todas mis heridas.

 No mires con recelo en olvido que cultivas, no odies los retales de tu alma que nadie conoce, no temas volver al insólito rompecabezas que es amar. No busques la certeza, pues en la vida solo la duda prevalece. Me recomiendo perderme en el insólito devenir de las palabras, en los huracanes que arrastran amarguras rotas, en los principios que nacen del resentimiento de lo oscuro.
No fustigues a la risa, ni reprimas el llanto, solo recuerda: No hay nada de lo que arrepentirse, ni fracasos que colgarse del cuello, solo hay vida y camino. Solo estás tú en el mismo lugar donde empezaste, sin el miedo tintineante que te impedía avanzar sola. Elimina los acongojados sueños que acompañan acongojadas noches, y duerme para poder soñar durante el día. Observa los lunares de la noche y el pecho que descaradamente enseña, piérdete en el manto con el que calurosamente envuelve el mundo. Dejar de creer en "La táctica y estrategia" de Benedetti y tener por bandera el poema número veinte de Neruda.

 Por último me propongo un brindis: Por las promesas vanas, las adictivas mentiras, por la insalubre fragilidad al placer fácil y por los hasta siempre que, sin quererlo, fueron siempre de verdad.  

viernes, 4 de octubre de 2013

El paso del tiempo entre el adiós y la despedida


Desde el momento en el que el principito dejó de pisar el B-612 ella ya estaba un poco más marchita. A la pequeña rosa solo le quedaban sus tres espinas para combatir a las orugas que no se convertirían en mariposas, y tenía la corazonada que sin él allí no habría mas bonitas mariposas, al menos por su estómago. Ella era la culpable de su ida, le había exigido y mentido, y ahora que ya estaba fuera sabría que había más como ella.

Mientras el principito domesticaba zorros, se hacía amigos y vivía aventuras, la pequeña rosa cuido del planeta: arrancaba los baobabs antes de que fueran demasiado grandes, limpiaba los volcanes... Mientras la puesta de sol coloreaba el asteroide paraba a recordar lo vivaces que eran aquellos colores en los ojos verdes del principito. Aprendió a subsistir, se regaba con lágrimas, se maquillaba con rayos de sol y se protegía con sus demacradas espinas. No había ni un solo día en que no le echara de menos, pero mientras el conocía el mundo, ella se conocía a sí misma. Si no podía ser la flor de nadie, al menos no sería una flor cualquiera. 

Dicen que pasaron más de mil trescientas puestas de soles antes del que principito volviera, pero para entonces la rosa ya se había ido en busca de sus propias aventuras. 

Dejó una pequeña nota,casi tan  pequeña como estas palabras, que decía: de un zorro domesticado a una rosa entre cien mil, gracias por hacer que mire a las estrellas todo tenga sentido. Recuerda, lo esencial es invisible a los ojos. 

viernes, 20 de septiembre de 2013

las tres estaciones.


Siempre quise ser tu primavera particular para encontrar la poesía en el verde de tus ojos. Sólo hubo un problema: En los glaciales no crecen flores.

Pinceladas de color melancolía.


Se secan y caen desde la rama más alta. Esas pequeñas hojas que adornaban en paisaje otoñal en realidad estaban muriendo, al igual que mi corazón, de frío.

jueves, 5 de septiembre de 2013

Té quiero.

Lo que más me gustaba de las noches nostálgicas que acunaban un frío otoñal era mezclar la tristeza con un poco de té. Aunque todo por dentro estuviera hecho un desastre y sintieras cargar el mundo sobre mis hombros, no había nada como un sorbo de "Flor de Geisha" a altas horas de la madrugada para calentar un poco el alma que se estaba apagando. No es que un té esfumara todo lo malo que ocurría, solo que por un momento, entre tanta amargura, había algo dulce entre mis labios. Y por supuesto que era dulce, nunca me faltaba echarle sus cinco descaradas cucharadas de azúcar, o más, porque me distraía viendo como se disolvía en el agua hirviendo.
La razón por la que me gusta tanto, es porque es lo único en mi vida  por lo que opto ser paciente. Todo es un delicado ritual: dejar que se caliente el agua tres minutos, las hiervas deben reposan cuatro (sino es demasiado fuerte) y esperar cinco minutos para que se enfríe. Doce minutos exactos empleados en una taza que apenas durara dos minutos entre mis manos. Pero cuando el último sorbo recorre mi boca me siento extrañamente reconfortada y arropada por el calor que aún persiste en mi garganta, aquel tiempo sin hacer nada se ven siempre compensados con la tierna caricia que le proporcionaba a mi cuerpo.
Sí, solo es un té con mucha azúcar y doce minutos de paciencia, pero tenía el tacto y la consistencia de un beso cálido. Amaba el té, porque era el único que me besaba en mis melancólicas madrugadas de otoño, el único que siempre tenía tiempo para mí aunque yo solo gastara catorce minutos exactos en él.

lunes, 19 de agosto de 2013

El erotismo de una calada en el gemido del deseo que estalla.

Inspírame como si fuera un cigarro que se deleita con tu boca, que juega con tu saliva perdiéndose en el humo que expulsas para acariciar el aire. Como si fuese marihuana que invade y coloniza tus pulmones, adueñándose de tu mente y pensamientos, que te coloca, te pierde, te extraña. Fúmame, pensando que cada calada que le des a mi cuerpo te hará perder más el control y que cuando me vaya te dejará un regusto amargo en la boca. Deja que mi cuerpo sea tu vicio más caro, deja que te mate de sobredosis de pasión.

viernes, 14 de junio de 2013

Nunca nadie se fijó en él, porque realmente ni él mismo sabía si existía.

Todos alguna vez habían estado tan solo como el uno, y se sentían tan desgraciados como él. ¡Pero  lo que no sabían es que eran muy afortunados por tenerse a sí mismos, y no compartir la soledad que sentía el cero!

miércoles, 24 de abril de 2013

Un paseo por mi mente.


Una niña que come un helado. Un perro que no tiene casa donde regresar. Un amor que le puede el pasado. Un pájaro con alas que no quiere volar.  Una gorda con complejo de anoréxica. Un sueño del que no puedes despertar. Un mar cansado de mecer olas. Un semáforo exhausto de esperar. Una cerilla con frío. Un vestido de novia sin usar. Una casa sin ventanas. Una pared sin descolchar. Versos de Neruda en la cama. Las tremendas ganas de llorar. Un gato con sólo tres patas. Una mariquita con un solo lunar. Un tango sin música. Un barco con deseos de embarcar. Los viejos verdes en las aceras. Las adolescentes con faldas cortas que dan de que hablar. Besos de desayuno. Relojes que quieren descansar. Palabras que son mudas. Silencios que quieren gritar.

No dejes nunca de sonreír, ni aunque estés triste, porque nunca sabes quien se puede enamorar de tu sonrisa.

¿Te enamoras de mi sonrisa, por favor? prometo darte cada día una distinta a cambio de un motivo.

Ganas de nada, menos de ti.

Entre tanto odio y miedo me di cuenta que nada de esto merecía la pena. Me quité mi pulsera, me desnudé de corazas y rompí mis espejos. Él ya había buscado otros brazos mientras yo caminaba a hacerle una visita al olvido.

Justo cuando el príncipe apareció ella dejó de creer en los cuentos.


Esta es la historia de una princesa que vestía con harapos, que cargaba con desengaños y olvido. Una de esas princesas que nunca salen en los cuentos, que a nadie le importa sus finales infelices. Es la historia de un trovador, que con las palabras enamoró a la princesa, le regaló alas de cristal tallado en paciencia y ternura. Le enseñó a volar como una golondrina, prometiendo que nunca le dejaría caer. Con el tiempo ella volaba sola, todo era más hermoso desde arriba: desde el olor de la primavera hasta la brisa fresca de la mañana. Y justo cuando estaba en mitad del infinito y ninguna parte calló por culpa de un tornado de mentiras. Él trovador le tendió la mano, la mano que había desgarrado todo en lo que ella había creído, prometiendo que cambiaría.
¿Pero qué más creer de una alguien que ya le había mentido? Dudó un instante, pero finalmente se dejó caer y chocó contra el suelo.
Aquella fue su caída más dura, desde lo más alto.
Y se quedó tumbada, inmóvil, contemplando el cielo, aquel cielo del que ella una vez formó parte.

martes, 16 de abril de 2013

Un espejo con arrugas, un tic-tac acelerado.

Se miró al espejo, y por un momento quiso ser viejo. Como si cada arruga contara una vivencia, si cada cana fuera una lucha por seguir adelante. Poder aconsejar sobre la vida, quizá. O tan solo observar con nostalgia como otros cometen los mismos errores. Por un instante viajó a ese hogar, bajo la luz de la chimenea, en aquella casita perdida entre las montañas, con hijos que corrían y experimentaban por primera vez el tacto de la hierba en los pies descalzos, el sonido de los pájaros por las mañanas, la dulce melodía de que le llamaran "papa"
Y en lo que duró aquel viaje dejó de lado los excesos, aparto los complejos y los miedos. Por un momento creció, y observó la vida que le quedaba por vivir. Y es que de nada importaban los suspensos, las largas discusiones por haber llegado de madrugada, los desengaños amorosos. Seguía ahí, el reflejo de un niño de diecisiete años, con tantas cosas por aprender, con otras tantas aprendidas. ¿Qué más da las veces se cayera o equivocara? Sabía que tendría ese futuro, porque alguien estaría ahí para entregárselo.

domingo, 24 de febrero de 2013

Paréntesis del amor.

-He visto como la miras, como tus ojos paseaban de sus pies a sus pechos, he visto como te arrebataba el aliento, como en cada segundo que vuestras miradas se encontraban saltaban chispas.

-Soy libre, querida. Mi lealtad esta presa en tu corazón, atrapada entre tus piernas, pero mi alma es libre, y el deseo insaciable. Hay demasiada tensión en el mundo, hace falta sexo.

-No te entiendo, nunca lograré entenderte. ¿Es que no me quieres?

-Te quiero. Y por muchas mujeres que mire, es a ti a la única que veo.


                                                                             Y así siguió la vida, como siguen las cosas que no tienen mucho sentido.

Mi droga es el aire

Ni la coca, ni la heroína, maría o tabaco me saciarían tanto como el aire. Cada vez que puedo exhalo un largo suspiro, meciendo en mis pulmones todo lo que necesito: Vida.
Y es que las personas os empeñáis en desear amor, dinero, belleza o éxito, pero lo único realmente necesario es seguir aquí, si, seguir pisando este sucio suelo cada mañana, para seguir ese camino de losas amarillas. Por que mientras amanezca gratis, todo es posible.
No he creo en el amor, ni en los "para siempre", y siempre me he empeñado en verlo todo como si de un libro se tratase. Pero es hora de escribir mi propia historia, sin amor, sin razones, ni amarguras solo con un ahora lleno de mi misma. No necesito más besos, ni más noches sudando sábanas, no necesito nada mientras pueda vivir colgada del aire.
¡¡¡Respira!!!


domingo, 27 de enero de 2013

Las mejores vistas de la vida se ven con los ojos cerrados.


Aterricé donde murió el romanticismo, entre las esposas que me ataban a aquella cama. La maría empezó a hacerme efecto, solo yo y mi mente abstracta. Sentía cualquier tacto a flor de piel, expulsaba placer cada poro de mi cuerpo. Pero ante todo me invadía la nostalgia, entre aquella plenitud de cuerpo y alma, entre la armonía del amor y el sexo, me di cuenta de que nada es eterno, que no existe la llama que prende dentro de ti junto a tu amor verdadero. Entendí que yo no era una naranja, ni mucho menos media, de nadie. Cada caricia despertaba los rincones de mi mente dormida, jugueteando con los recuerdos y sentimientos. 
No recuerdo más, solo sensaciones, y el susurro de tu nombre.
Hoy he despertado con la sensación de que mis pasos se habían salido del camino, de que me había desvestidos de los "para siempre", de que había abandonado la ropa en aquella cama y estaba desnuda ante el sino: sin armaduras oxidadas, sin cadenas que me asfixiaran. Y es que la vida sabe mejor cuando sabes que todo puede acabar en cualquier momento.

lunes, 14 de enero de 2013

Desde que esa rosa cruzó la puerta de mi casa se convirtió en mi rincón preferido del mundo

Tu rosa alegra dulcemente toda la estancia. Con sus tres espinas, y sus inmaduros pétalos, pidiendo a gritos que alguien la proteja. Y es como si en cada fibra de su tallo guardase un momento: los bailes con Zenet, los besos guarros, los días largos, las palabras inútiles como volutas de humo, y los pasos descalzos que se salían del camino.

Desconozco que es lo que tenía la flor, que tan solo mirarla me sucumbían las ganas de hacerte el amor, de desflorar beso a beso tu piel suave. Su tenue olor afrodisiaco me arrebataba el aliento para ir en busca del tuyo. Si, querido, me moría por ti. E intento evitarlo, pero es que encuentro en sus hojas tus verdes ojos de ciencia ficción, tu mirada ilegible al corazón, provocándome la peor de las torturas: el deseo.

Dicen que no hay lugar más triste en el mundo que una cama vacía, no lo desmiento, pero todo lugar es triste sino puedes dejar tu yo en carnes de un extraño. Pero al menos, están las rosas para sobrellevarlo.
"Durante cinco meses recibí rosas todos los días, y no tuve que arrodillarme ante nadie"