miércoles, 24 de abril de 2013

Justo cuando el príncipe apareció ella dejó de creer en los cuentos.


Esta es la historia de una princesa que vestía con harapos, que cargaba con desengaños y olvido. Una de esas princesas que nunca salen en los cuentos, que a nadie le importa sus finales infelices. Es la historia de un trovador, que con las palabras enamoró a la princesa, le regaló alas de cristal tallado en paciencia y ternura. Le enseñó a volar como una golondrina, prometiendo que nunca le dejaría caer. Con el tiempo ella volaba sola, todo era más hermoso desde arriba: desde el olor de la primavera hasta la brisa fresca de la mañana. Y justo cuando estaba en mitad del infinito y ninguna parte calló por culpa de un tornado de mentiras. Él trovador le tendió la mano, la mano que había desgarrado todo en lo que ella había creído, prometiendo que cambiaría.
¿Pero qué más creer de una alguien que ya le había mentido? Dudó un instante, pero finalmente se dejó caer y chocó contra el suelo.
Aquella fue su caída más dura, desde lo más alto.
Y se quedó tumbada, inmóvil, contemplando el cielo, aquel cielo del que ella una vez formó parte.

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