viernes, 28 de diciembre de 2012

No hay amor más fiel que el tuyo propio.

Cuando acabara el dolor empezaría la lucha. Lo sabía, ya había librado más veces esa batalla contra el olvido; había combatido contra las oscuras noches sola en una cama, la desgana, las continuas recaídas y añoranzas. Ni el alcohol, ni la droga, ni un caballero andante podría salvarla del vacío que la ahogaba. Solo ella misma, era la única que podía romper las barreras de su lamento, de su complejo y ser libre.
No hacía faltas rosas por las mañanas, ni poemas de Neruda a cada ocaso, solo ella misma contra el olvido. Los finales van ligado a un comienzo, ella tenía una piedra por cada ventana cerrada, tenía una espada echa de coraje. Si, se tenía a ella misma, ante cualquier adversidad, ante cualquier obstáculo, podía mirar dentro de sí y encontrar el calor de una noche de sexo, los besos bajo la lluvia, una canción de Amstrong. Todo lo tenía guardado en su mutilado corazón. Solo le hacía falta el valor: para vivir un gran amor, hace falta afrontar grandes riesgos.
Iba a luchar por el más grande de los amores, por el suyo propio. Alzó la mirada, ya estaba cansada de arrastrarse y de conformarse, ahora tocaba vivir.

2 comentarios:

  1. Te dejo mis mejores deseos para el nuevo año.. que esté siempre lleno de luz ... armonía.. serenidad .. y mucho amor por compartir

    Un cálido abrazo

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    1. Gracias Aris, siempre es un placer leerte y aún más si es para estas cosas.
      Un abrazo.

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